No hay nada malo en disfrutar de las carreras de MotoGP, a cada cual le gusta lo que le gusta y nada que objetar, eso si cuentan quienes las viven y disfrutan, que una vez que puedes ver una carrera en la Isla de Man u otra carrera similar de las que por ejemplo se celebran en Irlanda, se te caen los palos del sombrajo, se te cambia el chip mental y el MotoGP poco menos que lo sientes como un juego de niños. Hoy traemos a BikerGaraje.Com la vida de uno de esos pilotos míticos que se batieron durante años en ese tipo de carreras: Joey Dunlop.
Hay quienes, quizás por desconocimiento, no valoran en demasía este tipo de carreras que se realizan en carreteras normales por las que se circula todos los días, con sus muros, alambradas, casas, vacas, terraplenes... y a las que, para hacerlo más difícil, hacen pasar por pequeños pueblos y ciudades, en ellas una caida suele ser poca broma, sobre todo si tenemos en cuenta que los pilotos que corren en ellas suelen hacer unas medias que superan los doscientos kilómetros por hora y con picos de velocidad que superan los 300 Km/h. Para que nos hagamos una idea el TT (Tourist Trophy) de la Isla de Man se viene celebrando desde 1907, en estos 108 años se ganó a pulso el título de la carrera más peligrosa del mundo, 250 pilotos muertos le otorgan ese extraño honor, otro tipo de Road Races como las de Ulster, Tandragee o Cookstown en Irlanda quizás no tengan tantos fallecidos en su haber pero no por ello dejan de ser carreras extremadamente peligrosas, en el año 1979 en la North West 200 fallecieron tres pilotos.
Cacharrazo típico en una Road Race
Una curiosidad, hace unos años el TT Isle of Man era una de las pruebas del Campeonato del Mundo de Velocidad (o sea, MotoGP y tal), ocurrió que en 1.972 se mató en esta carrera el piloto italiano Gilberto Parlotti cuando conducía su Morbidelli, su paisano Giacomo Agostini se cagó vivo y encabezó una revuelta de pilotos que también les había entrado un apretón de rilarse mucho y... en 1976 el circuito de Man era retirado de MotoGP.
Santi Herrrero
Con estos mimbres es de suponer que a los pilotos que se baten el cobre en cualquiera Road Race les dará la risa floja cuando escuchan que los de MotoGP se juegan la vida. Un dato más, hay países como España que desde 1970, tras la muerte en Man del piloto español Santi Herrero, no otorga licencias para correr en este tipo de carreras, de hecho el piloto español Antonio Maeso tiene que correr en ellas gracias a una licencia británica.
Antonio Maeso
Y ya que estamos en situación resulta que erase una vez un bonito pueblo de Irlanda del Norte llamado Ballymoney, que aunque viene a significar "dinero excesivo" o "dinero en exceso", resulta que en ese bonito pueblo del condado de Antrim y provincia de Ulster hay una pareja que no tiene demasiado dinero, son más bien humildes, ella se llama May y él William. Cuando hablamos de Ulster suele venirsenos a la cabeza toda esa movida de católicos y protestantes adobado por un fuerte nacionalismo con grupo terrorista y todo que durante años fue bastante conflictivo, sin embargo la Sra. May y el Sr. Willian se mantienen ajenos a todo ese fregado y se dedican a sus trabajos, un buen día May se queda embarazada por primera vez y nueve meses después, concretamente un lunes 25 de febrero de 1952, a las ocho de la mañana ilumina (de dar a luz) el mundo con un robusto muchacho que pesó al nacer un poquito más de tres kilos (siete libras entre los subditos de su Graciosa Majestad Británica). Sus padres, Mr. y Mrs. Dunlop lo bautizaban poco después como William Joseph Dunlop.
No hay fotos de Joey Dunlop de niño, así que ponemos esta de cuando era jovenzuelo
¿Que de dónde viene lo de Joey? pues... los Dunlop tuvieron a lo largo del tiempo un total de siete hijos contando a Joey, y a todos les pusieron nombres compuestos, sin embargo terminaban llamándolos por el segundo nombre, resultando que a Joey no le gustaba su nombre de pila (bautismal) así que empezó a autollamarse así mismo Joey porque tenía un tío que le caía simpático que se llamaba Joe, así que para diferenciarse se dijo así mismo "me voy a llamar Joey", su familia le siguió el rollo y Joey le quedó para siempre.
Joey se crió bajo los atentos cuidados de sus padres, y tuvieron que estar ciertamente muy vigilantes y es que el pequeño Dunlop tenía cierta propensión a siniestrarse, pero bueno, nada del otro mundo, se ve que era inquieto y si la cabeza las hace el cuerpo las paga, lo típico de los niños algo traviesos, una caida de cuando en cuando, las rodillas raspadas casi siempre, la nariz sangrando de un golpetazo contra cualquier cosa (contra el arado de un tractor, por ejemplo), en fin, nada que no hayamos hecho otros, según sus padres era eso, algo travieso pero no en exceso, un día si les dio un buen disgusto, ya estaba en la escuela y otro niño se metió con él, el pequeño Joey le atizó con un bote de pintura en toda la cabeza y lo dejó KO, según su padre no lo hizo intencionadamente pero ese fue el resultado con el consiguiente revuelo. La biografía autorizada escrita por Mac McDiarmid no lo dice, pero en Biker Garaje estamos casi seguros, al 99% más o menos, que no le hicieron bulling en el colegio.
No era el mejor estudiante del mundo, pero si habilidoso, así que en la adolescencia comenzó a ayudar a su padre, que entre otras labores para ganarse el sustento solía ejercer de mecánico y de soldador, aunque lo primero que llegó a construir y reparar Joey Dunlop no fue un motor de explosión, fue simplemente un molino de viento para generar electricidad en la granja que sus padres poseían en Unchanaugh, cerquita del casco urbano de Ballymoney, era una granja humilde, no vayamos a pensar que tenía 200 cabezas de vacas o unos cuantos cientos de ovejas, por no tener no tenían ni agua corriente, así que lo del aerogenerador era una necesidad que Joey se encargó de mantener y cuidar a lo largo del tiempo, más que nada por la cosa de tener corriente eléctrica.
La triumph Tiger Cub, también conocida como Baby Bonnie
También fue por la adolescencia que le empezó a entrar el gusanillo por las motos, mira tu, en una sociedad politizada y dividida por esa causa en exceso al chaval le dio por pasar de todo eso y dedicarse a ver toda cuanta Road Race se le ponía a tiro, no pasaban lamentablemente por su pueblo pero ya se encargaba de ir él a las que tuviese cerca, y tenía unas cuantas ya que si algo tiene Irlanda del Norte es cierta tradición en este tipo de competiciones motociclisticas. Su padre poco o nada podía pagarle pero el joven Joey se va buscando la vida en trabajos variados, soldando algo por aquí, poniendo unos ladrillos por allá y a los 17 años se compra su primera moto, una Triumph Tiger Cub de 200 cc (bueno, 199), corre el año 1.969 y con ella se presenta ese mismo año en el circuito de Lurghan Park, queda en cuarta posición, así, sin entrenar ni nada, aunque hubo a quien le contó que los trabajos que realizaba para mantener el gusto (que no vicio) de correr en moto le servían de entrenamiento. La moto generaba 10 caballos de potencia a 6000 vueltas, vamos que el jovenzuelo prometía.
Poco tiempo después se presenta en la Carrowdore 100, así en plan chulito, desafiando a un buen puñado de expertos y veteranos pilotos, algunos a lomos de las españolas y veloces Bultaco, Joey queda en segundo lugar, va mejorando. Todo esto se lo va pagando de su bolsillo, con trabajos que hace para su padre o para otras personas va juntando penique a penique lo necesario para permitirse correr donde puede. Ya es un no parar de carreras, primero con su Triumph, después a lomos de una Suzuki, más tarde una Yamaha.
En 1977 con una Yamaha OW 31B planta sus reales en la Isla de Man y se lleva su primera victoria en la categoría Jubilee Classic. Dunlop se queda absolutamente fascinado con esta carrera (dicen que suele pasar, incluso aunque vayas como mero espectador), le encanta el circuito tan largo y complicado, y sobre todo la alta competitividad y el coraje de los pilotos que allí se dan cita.
De izquierda a derecha: Joey, Frank Kennedy, Jim Dunlop (el único que aún vive el resto fallecieron a lomos de sus máquinas) y Mervyn Robinson, los Armoy Armada
Son los tiempos de los famosos grupos, escuderías más bien, Armoy Armada y los Dromara Destroyers, al primero pertenece Joey y entre ambos hay una fántastica rivalidad amistosa que daba mucho juego en las Road Races irlandesas o en la misma Isla de Man
Sigue ahorrando penique a penique para ir a todas las carreras que puede, va en su furgoneta, le ayudan en lo que pueden su padre y hermanos, también algunos amigos, el hace de mecánico, se da agua, se hace la comida y lo que se tercie, humilde y sencillo como siempre lo fue, siempre un tanto tímido y retraido, como queriendo pasar desapercibido, salvo cuando llega a meta, el que llega primero o en los primeros puestos es uno y solo uno, se llama Joey Dunlop, sigue haciendo podios. Hay malos momentos también, claro, en un accidente en la North West 200 fallece su cuñado y en cierto modo mecenas Mervyn Robinson, eso le afecta terriblemente a Dunlop, ese año deja de lado todas las carreras que tenía previsto correr salvo el TT de Isla de Man.
Empieza la década de los 80's y Joey Dunlop tiene cada vez más admiradores, los de Honda comienzan a fijarse en él, y en el año 1982, tras otro primer puesto en Man, le toca la lotería, vamos, que los de Honda le dicen eso de chaval, eres cojonudo, te vamos dar moto, mecánicos y lo que necesites...
-No, no, no se molesten tanto, yo con que me den una moto y me paguen los viajes y algo de sueldo, para comer ¿sabe usted? ya tengo bastante, que mecanicos, bueno... está ahí mi padre, mis hermanos (su hermano Robert empieza a hacer sus pinitos también en algunas carreras)
-lo que tu quieras chaval, tu corre y el resto corre de nuestra cuenta, puedes llevarte a la familia, no hay problema, además nos encanta que seas tan humilde y tan buen chaval.
Ya no hay quien lo pare, si antes ganaba, ahora bueno... los otros pilotos que corren con él toman lecciones, el se sube a la moto, calladito y discreto y los demás toman nota desde atrás, que se le va a hacer, no hay categoría en la que no ganase: Senior, F1 TT, 250, Junior, en fin, ahí está su impresionante palmarés.
Su filosofía es simple, según sus propias palabras hablando de la parte montañosa del circuito de Man:
"Creo que es donde gano un poco, los muros asustan a mucha gente pero yo no les temo. Puedes pasar bien entre ellos aunque puedes golpearte el casco con la pared porque estás demasiado cerca".
El casco... no fue durante muchos años el mejor que podía llevar un piloto. Eso si, tenía que ser amarillo, que Joey era bastante supersticioso. Como curiosidad: hay un casco amarillo en el mercado en homenaje a Joey Dunlop.
Seguro que había cascos un poco mejores.
Anecdotas de como era este gran piloto, hay unas cuantas, aunque quizás la más significativa de su forma de ser sucedió en la Isla de Man en 1985, os cuento: ahí que va Joey a toda pastilla con su moto y esta comienza a fallar, ratea cosa mala y el de lider, pero con diferencia, paró la moto delante de un bar, entró, pidió una pinta de cerveza y se dispuso a tomarla más tranquilo que un ocho, total... la carrera esa ya estaba perdida, así que nada, a esperar que lo vengan a buscar, está sentado en la barra, el casco amarillo a su lado, pide una segunda pinta de birra y en esto que entra un grupo de aficionados que se habían parado a ver la moto y le cuentan que tiene uno de los cables de la bujía sueltos. Joey va a mirar su moto todo tranquilo con la cerveza en la mano, ve que es cierto, apura la cerveza, la lleva a la barra, coloca el cable, se pone sus guantes y el casco, cierra la cremallera del mono, arranca, y... mejora el record de vuelta y termina tercero.
Los ochenta son sin duda sus mejores años, aunque no todo pueden ser laureles ¿habrá algún campeón que no haya saboreado alguna vez la hiel de la derrota? Dunlop no iba a ser menos. En los ochenta, tras ganar cinco TT de forma consecutiva entre 1982 y 1986 es declarado "King of the Roads" pero están por venir tiempos peores. Por estos años, si no me equivoco en 1985, abre su propio bar en su pueblo natal, cuentan las malas lenguas que tenía cierta tendencia a beber un poco más de la cuenta y que no pocas veces ganó carreras pilotando un tanto alcoholizado, sea cierto o no el caso es que entre lo que va ganando en las carreras y lo que le da el bar puede ir sacando adelante a su familia y para sus gastos, el bar, lógicamente, se llama Joey's Bar, y no, no tiene absolutmente nada que ver con el comic motero francés.
El Joey's Bar
En 1989 sufre un accidente en Brands Hatch y comienza para él una época complicada, no vuelve a tocar podio hasta 1992, y cuano lo hace es en una Road Race irlandesa y en la categoría de 125.
A partir de ahí y entre los años 92 al 98 vuelve a ganar diez carreras en Man, eso si, todas en categorías pequeñas salvo una Senior en 1995. La cosa va mal, Honda no le suministra el mejor material que podría tener, pero como dice el refrán no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista, en el año 2000 Honda Britain le consigue el motor de la VTR SP01 y con cuarenta y ocho calendarios a la espalda el Sr. Dunlop vuelve a los podios, se lo lleva todo... 125 cc, 250 cc, F1.
El piloto Phil McCallen no participó ese año por problemas físicos, e hizo bien, según comentó él mismo estaba muy satisfecho por no haber corrido ese año "¿Cómo podría volver a casa diciendo que me ha ganado un hombre de 48 años, cuando se supone que soy un buen piloto?" -dijo a los medios de comunicación- a estas alturas a Joey Dunlop ya le llamaban "el abuelo".
Y así, más o menos, podría terminar la biografía de una vida dedicada al motociclismo, pero evidentemente un gran piloto no deja de tener una faceta humana, faceta que era bien conocida en su localidad natal donde lo recuerdan como persona generosa y en general buena gente pero es que no se quedaba ahí, a todo su palmarés deportivo también hay que añadir que en 1986 su británica majestad tuvo a bien concederle la Medalla del Imperio Británico por su trayectoria deportiva. Pero es que resulta que tras la caída del muro de Berlín y del comunismo en la antigua URSS comenzaron los problemas en la región de los Balcanes y Rumanía, y el bueno de Joey Dunlop agarró su furgoneta y con los cuartos que tenía se montó una ONG a su bola y se dedicó a hacer viajes a diversos países de la zona con ropa y otros enseres necesarios para niños que de un modo u otro sufrían las consecuencias de todo aquello, especialmente los huerfanos que estaban en algunos centros de esos países, se sabe incluso que en algunas ocasiones su vida corrió peligro al ser parado por grupos de soldados, guerrilleros, milicianos y toda la caterva de tarados que surgen en estos casos, pero no se amedrentó, volvía con su furgoneta a su pueblo, la cargaba de nuevo con ropa y vuelta para allá.
A treinta, dice
De todo esto claro, se enteró la reina inglesa en el año 1996, así que lo llamó y muy amablemente le dijo, ven para acá muchacho, que de esta te la has ganado bien ganada, y le concedió Orden del Imperio Británico, que es como la anterior pero en plan bestia, más para arriba dicen que ya no hay más condecoraciones en Gran Bretaña para un civil.
Y a todo esto Joey seguía corriendo siempre que podía, y mira tu, tanto tentar a la suerte en la Isla de Man, que es el circuito que más pilotos ha enviado al otro barrio en todo el mundo, y mira que ha debido de correr este hombre carreras en su tierra natal, en circuitos a lo mejor realmente difíciles pero... el peligro está donde está el cuerpo, y en el año 2000, concretamente el 2 de Julio el cuerpo de Dunlop estaba en Tallín, en Estonia, lógicamente participando en unas carreras que se celebraban en la localidad báltica, el día anterior había ganado una carrera en 600 cc, unas horas antes se había hecho con la primera posición en Superbikes, y así andaba, ganando, cuando se subió a su 125 cc para otra carrera que se celebraba ya, supongo que también la ganaría aunque nunca se podrá saber, en esa carrera sin gran importancia, por la razón que fuese perdió el control de su motocicleta y se estrelló contra un arbol dejando en ello la vida, haciendo lo que adoraba: volar bajito sobre sus motos.
Funeral de Joey Dunlop
Más méritos: en un país tan dividido políticamente asistieron más de 60.000 personas a su funeral, personas de toda índole y condición así como de todas las ideologías, hubo algún que otro periodista que comparó el shock que creó en la sociedad irlandesa su fallecimiento con el de la princesa Diana de Gales, según su amigo David Wood la única muerte que conoció que haya provocado esa sensación de entumecimiento social y de incredulidad fue esa, la de Diana de Gales. Su fallecimiento sucedió al tiempo que se jugaba la final de la Ulster Irish Gaelic (futbol gaélico), en la cual se informó de la trágica noticia a los 33.000 espectadores, el partido se jugó bajo una pesada losa de silencio.
Puedes picar en la imagen para verla en grande
Como legado queda su bar, regentado en la actualidad por su mujer, Linda, a la que ayudan los cinco hijos de la pareja: Julie, Donna, Gary, Richard y Joanne. Al año siguiente de su muerte el ayuntamiento de Ballymoney erigió en su honor un hermoso jardín memorial, así como también hay una estatua de su persona sobre su moto en el circuito de la Isla de Man, concretamente en un promontorio en la zona conocida como Bungalow Bend, desde donde Joey puede contemplar a placer como los pilotos entran en segunda y a sus motores rabiando de revoluciones mientras engranan todas las velocidades, posiblemente el lugar más privilegiado de la pequeña isla se lo dejaron para él, también hay en el TT de la Isla de Man la Copa Joey Dunlop para el mejor piloto y otro trofeo para el mejor piloto irlandés, su compatriota se ganó a pulso el derecho de que los pilotos de Irlanda puedan tener ese pequeño honor.
Las siguientes imágenes fueron cedidas para este reportaje por nuestra amable lectora Raquel Faria Juncal que tuvo la fortuna de poder asistir no hace mucho a un TT Isla de Man, corresponden a la estatua de Joey Dunlop que se encuentra en las curvas de Bungalow Bend realizada en bronce por la escultora Amanda Barton, también lo es del memorial de Bellymoney. Así que ahí está Joey, disfrutando eternamente con la mirada puesta en lo que más amaba y en la parte del circuito que más le gustaba:
Como podeis ver el escultor se esmeró, no le falta detalle (picad en las imágenes si quereis verlas más grandes)
Y claro, un tipo generoso como era no iba a dejar de serlo por una nadería como morirse, así que también dejó una fundación relacionada con lo que más amaba en vida, la Joey Dunlop Foundation está dedicada a facilitar alojamiento asequible y adaptado a las personas con discapacidad "para que puedan admirar la belleza de la isla y sentir la emoción de las carreras".
Robert Dunlop
Y por dejar también dejó en otros miembros de su familia la afición a correr en TT, el gusto por la adrenalina, su hermano Robert, nacido en 1960, desde muy temprana edad siguio sus pasos a lomos de una motocicleta y en las que ciertamente, de casta le viene al galgo, logró algunos éxitos importantes.
Aún así Robert no tenía la suerte de cara, en el año 1994 la rueda trasera de su RC45 sale disparada, justo después del famoso salto de Ballaugh Bridge y tomando la larga curva a la izquierda que allí hay. Las lesiones le dejan secuelas tan graves que se teme que no pueda volver a correr, poco a poco lo va superando con fuerza de voluntad y aún con una notoria pérdida de movilidad puede volver a correr, eso si, solo en las 125 cc, y además teniendo que lidiar siempre con organizadores y compañías aseguradoras que le ponían mil y una pegas.
Robert y Joey Dunlop
Lamentablemente también falleció el 15 de Mayo de 2008, ocho años después que su hermano mayor, en los entrenamientos de la North West 200. Corría en la categoría de 250 cc. Su motor gripó y al accionar el embrague, apretó a la vez la maneta del freno trasero que tenía conectada en el lado izquierdo del manillar, los problemas con su pierna hicieron el resto yendo a parar al suelo, no hubiese pasado gran cosa pero Darren Burns, el piloto que lo precedía no lo pudo esquivar y lo atropelló ocasionandole la muerte.
Y no, no creo que haya que pensar que la familia sufre una maldición o alguna tontería similar, cuando tu oficio es correr en moto, muchas veces a más de 250 e incluso 300 km/h, sencillamente estás comprando demasiadas papeletas para que te toque un accidente grave, riesgo asumido y practicado con gusto, a muchos puede parecerles una tontería, a otros una valentía pero me da que ellos fueron muy felices a toda pastilla a lomos de sus máquinas. A veces hay tormentas en las noches de la isla de Man, hay quienes aseguran que son los dos hermanos dando una vuelta por las carreteras vacías de la madrugada.
Michael (izquierda según se ve la foto) y William Dunlop, de nuevo dos hermanos Dunlop en pista
Pero la saga continúa, ya hacía unos años que los hijos de Robert y sobrinos de Joey seguían los pasos de su tío y padre, y no lo hacen mal, pero el caso es que se ve que los Dunlop están hechos de un material distinto al resto de los mortales, y es que si tu padre fallece en un accidente de moto, en plena carrera, lo normal es que te vengas abajo, pues no, en esta familia no es así, al día siguiente del sepelio de su padre, su hijo pequeño Michael (cuentan quienes saben que es el mejor piloto de los dos), el mayor se llama William, se presentaba en la carrera de 250 cc en North West 200, se hacía con el primer puesto y segundos después de llegar a la meta rompía a llorar desconsoladamente. Lo podeis ver en este video:
Y creo que poco más podría contaros este servidor, eso si, si teneis ocasión no dejeis de ver el documental Road que apareció en el año 2014 y narra la vida de esta saga de motociclistas.
No os olvideis, por favor, de compartir esta noticia en las redes sociales, posiblemente tengais amigos y conocidos a los que les guste conocer la historia del que muchos aseguran fue el mejor piloto del mundo (aunque los aficionados al MotoGP no se lo crean). Gracias mil.
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