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4/7/17

El bonito parche de mi grupo motero de Facebook.

No, tranquilos, a Biker Garaje no se le ha ocurrido crear un parche, es que me apetece comentar algunas cosas que estoy viendo últimamente, se ven ya desde que aparecieron las redes sociales pero se ve que la cosa va a más y con concienzudas discusiones entre moteros en distintos grupos de Facebook sobre si se hacen o no un parche para lucir en la espalda de sus cazadoras, chalecos, etc. ¿Se puede o no se puede hacer un parche así a la ligera? ¿qué pasos hay que dar para lucir un parche? ¿es legal que alguien me obligue a quitar el parche? en fin, vamos a ello...


En primer lugar cometar que a Biker Garaje le importa nada o menos que cada cual se ponga a la espalda, o en cualquier lado, lo que le plazca, ni se critica ni se defiende, solo informamos de lo que hay.

En segundo lugar para entender de donde viene todo esto de los parches conviene que quienes estén interesados se lean estos tres artículos, los puedes leer picando aquí, aquí, y aquí. Como veis todo está bien expuesto en Biker Garaje, pero... hay gente que no sabe, o quizás no quiere saber, o cree que todo se basa en la ley escrita por gobiernos y que ciertamente tiene derecho a ponerse lo que le plazca, y hombre, igual no está equivocado pero... dejad que os cuente un pequeño cuento, no tiene que ver con las motos, pero es ilustrativo sobre el asunto, muy ilustrativo creo.

Un urbanita de toda la vida tiene unos ahorrillos y un piso, se aburre de vivir en la pestilente urbe de toda su vida y decide que en el campo puede vivir mucho mejor ¡oh la paz campestre! ¡qué bucólico!

Así, nuestro urbanita, con su familia incluida (pongamos mujer y dos cachorritos), decide vender su piso y hacerse una casa en un pueblo cercano a la ciudad donde trabaja, a unos diez o quince kilómetros. Desde esa bucólica aldea podrá desplazarse al trabajo sin problema diariamente y además le queda poco para jubilarse, y será maravilloso jubilarse en la tranquilidad del campo campero cuanto te quiero.

Así que va el colega, vende todo, se compra una finquita y se hace su bonita casa, empiezan a vivir en ella y va descubriendo cosas que no le gustan nada de nada: de entrada tiene un vecino cabrón que los sabados y domingos del verano se pasa las tardes dale que te pego a una indecente motosierra haciendo un ruido de mil demonios. Por si esto no fuese suficiente hay un vecino con una desbrozadora que tres cuartos de lo mismo, pero... los domingos por la mañana, el muy cabrón. 

El vecino de la motosierra

Nuestro amigo urbanita, se desespera ¿dónde coño está la bucólica paz que ansiaba tanto? Habla del tema con la Guardia Civil de la localidad que le advierte que eso es habitual en el mundo rural "ya sabe usted, trabajan en otras cosillas por la semana y los fines de semana atienden la casa, es así desde hace milenios". El tipo, razonable él, cree que en lugar de poner una denuncia oficial contra sus dos asociales vecinos es mejor hablar con ellos. Lo mandan a la mierda con cajas destempladas y a partir de ahí comienzan a mirarlo mal, con cierta hosquedad.

Rematan la faena un par de vecinos que tienen ganado, y mira tu que cabronazos, un montón de mierda de sus granjas sale al camino, muy mal asfaltado que esa es otra, y lleno de grava, y esa mugre maloliente se le pega a las ruedas de su michubisi y después le huele que apesta el garaje. Vuelve a hablar con la Benemérita sobre el asunto y le comentan lo de antes... la tradición, sabe usted. El urbanita habla con los ganaderos una mañana de domingo mientras el de la desbrozadora hace un barullo de mil demonios en compañía del aserrador de troncos y... lo mandan a la mierda.

Nuestro urbanita decide que de una vez por todas esto tiene que acabar, el vino al campo para que todo fuese bucólico, para vivir en paz, y no puede con todo ese ruido y las ruedas de su michubisi llenas de mierda, encima ahora anda otro cabrón rustico con una cisterna y un tractor repartiendo mierda por unas praderías y huele todo que apesta, se acabó, voy a ir a la Guardia Civil y se van a cagar por la pata bajo la acción de la justicia.

Olor a pueblo

Entre que va y no va a la Guardia Civil a interponer la denuncia pasan unos señores por su casa pidiendo dinero para las fiestas ¡y una mierda voy a dar dinero para las fiestas! -dice nuestro amigo urbanita muy cabreado- estoy rodeado de vecinos asociales y encima quereis que pase dos o tres días escuhando fanfarrias que no me dejarán dormir. Para colmo nuestro amiguete es ecologista que te rilas y sabe que su dinero se va a gastar en una capea ¡como voy a dar dinero para que maltraten a pobres toritos en este pueblo de incivilizados! -se dice-. Nada, que ni un solo euro para las fiestas. Es más, se larga al cuartelillo muy cabreado a interponer la denuncia que lleva meses tramando.

El sargento de la Guardia Civil, buen conocedor del vecindario, le hace saber que no está teniendo la mejor idea del mundo, que si, que tiene derecho a exigir todo lo que exige, lo dicen varias leyes y reglamentos, y si se empeña el sargento le tomará la denuncia, pero mire usted... esto no le va a gustar a sus vecinos, pero nada de nada...

-Pero yo tengo derecho a ser protegido de vecinos violentos y asociales ¿verdad?
-claro, claro ¡faltaría más! otra cosa es demostrar que esos vecinos asociales le han hecho esto o aquello en el futuro

Nuestro coleguilla se cabrea, mucho ¿pero es que ni la Guardia Civil está de su parte?

-que si, que si, oiga, que estamos totalmente de su parte, lo malo es que en este pueblo somos cuatro guardias, un cabo y yo, y como comprenderá no puedo tener una pareja de guardias las veinticuatro horas a la puerta de su casa
-que me da igual, me cago en todo lo que se menea, que yo denuncio, ya verá usted cuando se vean ante el juez, se van a cagar.

Una cosa es la ficción, otra muy distinta... la dura realidad.

Todo bien, salen sentencias, los de la motosierra y la desbrozadora no pueden usarlas los fines de semana ¡Qué guay, se lo ha ordenado el juez! que son para descansar, a los de las granjas de vacas les obligan a canalizar debidamente la mierda de los animales para que no se esparza por el camino, y al del estiercol que ni se le ocurra echar otra gota. Es más, hasta el alcalde se enrolla con nuestro urbanita y emite un bando obligando a los propietarios de ganado a que recojan las boñigas que estos arrojan sin miramientos por doquier.

Nuestro amigo duerme tranquilo el viernes, las ruedas de su cuatro por cuatro ya no se llenan de excrementos, el sábado y el domingo todo es paz y trinos de los pajarillos, que maravilla, que paz, que tranquilidad. El lunes se va al trabajo, su señora al suyo después de dejar a los niños en el colegio y cuando regresan... un sin Dios ¡en la casa no hay un cristal sano! al portalón de entrada parece que le pasó una apisonadora por encima y en el jardín debieron de hacer una carrera de autos locos, la piscina huele que apesta y está llena de excremento.

Denuncia en la Guardia Civil. instruyen diligencias con el consabido "se realizarán las oportunas investigaciones para tratar de dar con el culpable o culpables de los daños denunciados". Nunca aparecen el culpable o culpables. Los vecinos miran demasiado hoscamente a nuestro amiguete, un día entra al bar del pueblo, pide una cocacola y le llaman maricón por lo bajini, se cabrea un poco y antes de que pronuncie un "oiga usted..." le empiezan a llover hostias hasta en el interior del plastificado del deneí.

Denuncia en la Guardia Civil que realiza las oportunas investigaciones para tratar de dar con el culpable o culpables de que nuestro amigo se haya convertido en una momia gracias a los vendajes. Los culpables ni aparecen ni se les espera y de nuevo, otro lunes, la casa patas arriba y los cristales rotos de nuevo, también la puerta de entrada, el seguro le dice que hasta luego, adios muy buenas.

Una cosa es investigar, otra, bastante distinta, encontrar culpables

El urbanita se replantea la situación, vuelve a vender todo y se larga a la contaminada urbe de nuevo, los de la pequeña aldea vuelven a ser felices con sus olores, sus mierdas por el suelo y sus ruidos de fin de semana, todo paz y gloria después de que hayan echado del pueblo al molesto vecino que vino de la ciudad.

Creo que el cuento-metáfora es bastante explicativo, más aún si os leeis los enlaces que os dejé arriba, y es que cuando decides que quieres llevar un parche de un grupo motero a la espalda conviene, en primer lugar saber donde te metes, por hacer las cosas bien y eso, buscar unos padrinos de algún MC próximo que presente lo que serán tus futuros colores, hacer que no coincidan con otros y... claro, a partir de tener parche se adquieren una serie de compromisos: hay que ir a ciertos lugares y a lo mejor no te gusta, hay que hacer gala de cierta conducta y a lo mejor no te apetece, hay que quedar bien con cierta gente y a lo mejor no quieres, en fin, que eso de llevar parche es para pensarlo ¿de verdad quieres compromisos y obligaciones que nunca tendrás de no llevarlo? Tu mismo.

Claro que... te puedes poner el parche como te de la gana, sin pedir padrinos ni permiso, y sin dar explicaciones a nadie en este curioso mundillo pero... ¿vas a tener el cuajo de defenderlo-defenderte fuera de tribunales y lejos de la protección policial? Oh, si, si, tienes derecho, faltaría más pero ¿ese derecho es efectivo? ¿la policía va a encontrar al culpable si te pegan fuego a la moto o te dilatan un tanto algunos huesos y musculos? tu verás. Acordaos de nuestro valiente amigo urbanita y lo mal que le fue.

Lo mejor que te puede pasar, y te pasará, si no pides el pertinente permiso a quien debes y no haces las cosas bien: nada del otro mundo, en cualquier concentración, en tu mismo barrio o en cualquier carretera se te presentarán unos señores que te dirán, educadamente (sin ironía ninguna), que eso así no puedes llevarlo, que hay que seguir tales o cuales pasos, y bueno, si, tu puedes ponerte chulo e incluso pensarás que les has ganado por la mano cuando los enviaste a la mierda, no te preocupes, ya te verán otro día y te lo explicarán de otra manera, tu fuiste contundente, ellos también lo serán, y piensalo, ese día fueron dos los que hablaron contigo, educadamente y no hiciste ni puto caso, pero pueden ser muchos más. Es su mundo 1%, supongo que no esperarás que te regalen florecitas si no te comportas como ellos creen que debes de comportarte, si quieres entrar en él tendrás que atenerte a las consecuencias de entrar en un mundo que no es el tuyo (el urbanita, acuerdate del urbanita).


Tu a estas alturas estás pensando que todo esto es injusto, que no hay derecho, que bla y reblá, bueno, pues nada, cambialo si quieres y puedes o rueda sin hacer el canelo, que para rodar en moto pueden hacer falta muchas cosas pero un parche a la espalda desde luego que no, solo tienes que valorar si te merece la pena complicarte la vida y piensa que la gente 1% también se cree poseedora de unos derechos y en su mundo hay unas leyes que no están escritas (ni lo van a estar) y entre ellas está el no ejercer esos derechos ni hacer que se respeten esas leyes mediante policías y tribunales, informarte un poco no está de más, antes de hacer el bobo y meternos en lios que ni nos van ni nos vienen, y conviene tener también en cuenta que la mayoría de peña uno por ciento considera que si necesitas que se te explique todo esto no mereces llevar parche alguno a la espalda, así que... ya puedes intuir como piensan y como las pueden gastar.

¿Te merece la pena complicarte la vida por llevar a la espalda un parche de un grupo a cuyos miembros apenas conoces? ¿merece la pena que metas en problemas a gente que no los desea? ¿te compensa sufrir una humillación en cualquier momento?

Si leeis los enlaces superiores observareis que tras todo esto de parches, colores o 1% hay una tradición, no se llevan ciertas cosas porque si ni de cualquier manera ¿sabes de que tradición hablamos? ¿sabes el por qué de todo ello? pues... no te metas en problemas que no te incumben y ni sabes de donde vienen ¿para qué quieres entrar en un club de piraguismo si no sabes ni por donde se agarra el remo?

-Pero es que tengo derecho...
-y dale
-pero es que lo tengo, la ley dice...
-vale, pues ¡ea! ponte el puto parche. Allá tu.


Ojo, hablamos de parches de grupos moteros, no de un parche de un grupo de metal, un parche de un pastor alemán o el muy típico de Lone Wolf (un día también hablaremos de este bonito asunto, que últimamente tiene su miga), como si tu pintas un parche con un bosque de pinos y a Heidi en su columpio o el de Repsol combinado con la M de Movistar (lo vi, lo juro) , por todo eso nadie te va a decir nada en absoluto, otra cosa es tener un grupo de Facebook (o fuera, pero lo de Facebook se está dando mucho últimamente) y decidir alegremente ponerte un parche con el nombre que querais y el logotipo que os plazca, ahí si, ahí es más que posible que el parche os dure poco, tal vez podais hacer las cosas medio bien cuando os lo expliquen pero... no siempre, es más que probable que perdais el parche a no ser que esteis lo suficientemente tronados para defenderlo a capa y posiblemente a espada, allá vosotros, be happy y tal.

Informados estais de lo que hay, Biker Garaje ni quita ni pone rey, simplemente informa.

Si consideras que este artículo puede ser de interés para otros moteros compartelo en redes sociales, que siempre se agradece.

1 comentario:

  1. Más claro...agua. Cada vez que encuentro algún motorista voy a presentarle mi respeto y saludarlo. Hace poco encontré uno que llevaba en el chaleco el 1. Y me preguntó porque iba a saludarlo cordialmente si no me conocía! Solamente le pregunté si era realmente uno por ciento. Ni me molesté en explicarle lo que le va a pasar por gilipollas.

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