¿Los niños que nunca tendrán la moto que sueñan creen en la Navidad?

No, no me disgusta la Navidad, si no fuese por una madre, algún que otro familiar y dos sobrinos que tengo que me permiten el dudoso honor de convertirme por unas horas en Santa Claus o en Rey Mago para mi el día de Navidad sería un día como otro cualquiera.

-que no hombre que no, que ese día celebramos que Jesus vino al mundo

-oh si, un buen tipo al que no le hacen ni puñetero caso tan siquiera quienes dicen representarlo.

No me cabreo porque me feliciten la Navidad, es más, suelo decirles que igualmente, al fin y al cabo nada malo me desean, mejor es que te deseen quince días, más o menos, de felicidad que no que te den una pedrada, que eso también lo tienen estas fechas, algunos son tan hipócritas que son capaces de desearte unos días muy felices para odiarte el resto del año.

Por no fastidiarme ni me fastidia el derroche estúpido que existe en estas fechas, o ese regalar cosas que nunca se usan, o como poco no se necesitan, no me fastidia tampoco que a un niño se le regale un juguete de diez mil euros (no se si hay juguetes de ese precio, supongo que si), mientras otros se mueren de hambre muy cerca de ese hogar con un niño feliz, niño que posiblemente en medio día, como mucho en día y medio, no hará ni puñetero caso del juguete para terminar jugando con dos piedras y un palo que encontró por el suelo. Cada quien es cada quien, gana su dinero como puede y lo gasta como le place, no me importa, no tengo remedio para ese mal y a mi edad ya me acostumbré a ver idiotas.

No me amargan ni me deprimen estas fechas, tienen su punto friki ¿por qué se comen polvorones o turrón en Navidad si yo los veo todo el año en el supermercado? ¿cuando se ha demostrado que atragantarse con doce uvas de suerte de algún modo? Es más, a mi lo que realmente me gustaría es que de verdad existiese la Navidad y todas esas cosas que nos trae a la mente, me gustaría que existiese Papá Noel de verdad, o los Reyes Magos, o como en Venezuela cuando yo era pequeño, el Niño Jesús que era quien traía allí los juguetitos la noche de Navidad, me encantaría que existiese alguno así, con un poder mágico e infinito capaz de regalarle a un niño africano (o de Galapagar, en Galapagar, por ejemplo, también hay pobres, aunque parezca que no) el sueño que quizás más desea, aunque no fuese esta Navidad, ni la siguiente, imaginaos a un niño africano, pobre, muy pobre, quizás refugiado o desplazado de alguna de las muchas guerras que hay por el continente, ese niño deseando una gran moto, soñando que quizás la tendrá cuando sea mayor, sueña tanto con ella que un buen día, hacha en mano, ayudado quizás por sus hermanos mayores o por su padre, se construye una de madera, con la desesperanza de los más mayores de creer que jamás se cumplirá el sueño de ese niño.

Imaginaos por un momento a estos niños de la fotos, acostumbrandos año tras año a recibir, ya no por estas fechas sino todos los días, un montón de desesperanza, si un día se encuentra que Papá Noel, un Rey Mago (aunque sea Baltasar por eso de la afinidad racial) o el Niño Jesús, que vendría a ser como Dios en persona, dejan en su puerta una moto, ya no digo grande, una cosita normal, una cuarto de litro de cross o enduro que le iría de maravilla para esos caminos tan trillados por sandalias y llenos a veces de muchos peligros.

Si un día sucede eso, a un niño como los de las imágenes, y me da igual si vive en algún remoto lugar del continente africano o en los arrabales más sórdidos de Nueva York, avisadme, ese día reconoceré que yo estaba equivocado, que la Navidad y ese mismo Dios que tantos adoran existen y os deseare a todos desde Biker Garaje una muy feliz Navidad, de momento, y por pura coherencia conmigo mismo, que le dije un día al Papa por escrito que se fuese a tomar aire, y porque se que ningún Rey Mago, Santa Claus o Niño Jesús se presentarán en la puerta de esos niños con un regalo que no sea más miseria... permitidme que os desee que seais felices todos los días de vuestra vida, y cada día más que el anterior, y ojalá que yo me equivoque y mañana, a ese niño de las fotos, se le convierta su moto de madera en una de metal, y que en el futuro tenga carburante para ella, para rodar a donde sueñe, sin mayor problema que tener que trabajar honradamente para lograrlo. Me encantaría que se cumpliese el deseo de ese niño, y el mío.