Y le dio la vuelta al mundo

Le escucho a muchos un deseo: realizar un gran viaje en moto.

Pero son pocos los que están dispuestos a llevar a cabo la receta para realizarlo, o mejor dicho, las posibles recetas.

La primera y más complicada, echarle valor, salir de tu casa en una pequeña moto y con setenta dólares en el bolsillo y a hacer kilómetros.

O la segunda, que es la que nos ocupa hoy y que fue la que puso en práctica el compostelano Fabian C. Barrio, pero ¿en qué consiste ésta segunda receta para poder realizar un viaje que abarque todo el globo terraqueo en una moto?

Pasas de hijos, de hipotecas, de pagar coche, de wifi, de teléfonos móviles y todo eso y ya vas bien encaminado. Después el truco, según sus palabras, es simple: trabajar como un cabrón durante diez años para poder largarte dos por ahí con tu moto. Así de sencillo, cuestión de preferencias. Si te gusta más la idea de tener un par de hijos (cosa muy gratificante también, no cabe duda) y pagar tu casa posiblemente lo de un gran viaje no sea lo tuyo, o si, nunca se sabe, a veces hay tiempo para todo, pero normalmente el que algo quiere algo le cuesta.

¿Para qué quiere alguien hacer un viaje semejante? ¿qué traes en las alforjas a tu regreso? Eso ya tiene que valorarlo cada cual, Fabian C. Barrio describe éste gran viaje en su blog saliadarunavuelta.com y también podemos ver las fotos que ha ido realizando en su Flickr, a partir de ahí cada cual decide si merece la pena lanzarse a la aventura o no, aunque a lo mejor conviene esperar, Fabian anda a vueltas con la idea de ordenar todo esto y publicar un libro, no cabe duda que a futuros aventureros sobre dos ruedas les podrá ser muy útil.

Yo me quedo con su respuesta a una pregunta publicada en la entrevista que publicaron ayer en La Voz de Galicia:

-¿Todo el mundo es bueno?-Indudablemente. Cuando hay un conflicto o una reyerta en un país remoto, el fotógrafo de los medios hace la foto a la pedrada y esa es la foto que llega al resto del mundo. La conclusión que sacamos es que el mundo es un lugar lleno de gente arrojando piedras. Es inevitable vivir aterrorizado. Pero detrás de ese fotógrafo siempre hay un puesto de una señora vendiendo cacahuetes, que no sale en la foto. En realidad, el mundo está lleno de señoras vendiendo cacahuetes. Gente que solo quiere vivir en paz un día más.