Cuando en los estados democráticos, los verdaderamente democráticos, hay una separación de poderes es por algo, y cuando no se permite que ciertos "poderes fácticos" intervengan en la creación de leyes tiene su razón de ser el asunto.
Esto se ve bien claro con las religiones (en ciertos lugares del mundo un poder real), que a la minima que se les permita a los religiosos convierten el catecismo en código penal sin remordimiento alguno.
Pues lo mismo pasa con ciertos organismos, a los que bueno... puede hacérseles cierto caso, en plan orientativo, pero la verdad, no conviene que los legisladores los tomen demasiado en serio, más que nada porque tienden a prohibir todo lo que "bajo su criterio" perturbe la paz social. Sería curioso que se hiciese un experimento sobre las cosas que prohibirían un policía, un sacerdote y, pongamos por caso, un punk de los más radicales (evidentemente al punk radical tampoco conviene hacerle demasiado caso).
Policía de Uruguay |
Desde aquí, y muy seriamente, me permito aconsejarles también que prohiban ya del todo las motos y los coches, se terminarían los accidentes de tráfico de un plumazo, y no estaría mal que estudiasen la posibilidad de prohibir cuchillos de cocina, destornilladores y en definitiva, cualquier herramienta que haya sido usada alguna vez para cometer delitos, incluso las escobas, que a cualquiera le puede dar un mal momento y liarse a escobazos con un vecino o cualquier cosa peor, y ya puestos no estaría nada mal la idea de prohibir a la policía, así se evitarían los lamentables casos de corrupción policial ¿seguimos?.
Lo malo, es que en ciertos lugares, los políticos tampoco es que parezcan muy imaginativos (y en España no estamos a salvo ni mucho menos) y tienden a hacer caso a estos consejos.
Aunque tampoco tenemos porque extrañarnos de esto, un policía, aún el más justo y ecuánime entre ellos, está enseñado así, para velar porque no se incumpla lo que está prohibido, así que su tendencia natural es esa, prohibir, a un policía nadie le paga, ni lo adiestra, para que piense en reparto de riqueza, en justicia social, en equidad, en que la población tenga toda un nivel de vida más aceptable, etc. etc. etc. En eso deberían de pensar los políticos, que son los que cobran por ello, cuando no lo hacen, y consienten más bien que suceda todo lo contrario, terminan pagando justos por pecadores, olvidando que los justos suelen ser la mayoría y los delincuentes, aunque vayan a lomos de una moto, los menos.
Esperero que en Uruguay no hagan caso de ese "proyecto", seguro que se pueden buscar otras soluciones, incluso más eficaces.
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