Páginas

  • INICIO
  • FIESTAS BIKER
  • CUSTOM
  • CULTURA BIKER
  • MOTOGP
  • MOTOS
  • RUTAS
  • SEGURIDAD
  • ENLACES
  • compartir en facebook compartir en google+ compartir en twitter compartir en pinterest compartir en likedin

16/6/16

El Nao un bar que nació marinero y se transformó en motero

A veces la vida va dando vueltas y lo que empieza de una manera con el paso de los años puede terminar siendo de otra para bien o para mal, y en el caso del bar Nao de Marín (Pontevedra) creo que fue para bien. Empezó siendo un piano bar de ambiente marinero, su clientela generalmente eran los guardamarinas de la Escuela Naval Militar ¿como llega a convertirse un bar así en un lugar de ambiente motero? o quizás mejor dicho, dedicado al mundo del motor en sus diversas facetas.



Pues no tiene tanto de extraño, imaginémonos hace treinta años, cuando abrió el Nao, en la localidad pontevedresa, muy marinera por cierto, de Marín. En ese hermoso pueblo de la ría de Pontevedra está desde 1943 la Escuela Naval Militar, llena de guardamarinas que en unos años surcarán nuestros mares, y los de otros, mandando buques de guerra, así que la idea no es mala, en el pueblo no hay demasiadas motos, y por aquellos años el rollo "motero" en España despuntaba un poco en ciudades como Barcelona, pero aquí... bueno, se juntaban unas cuantas metrallas, mercurios, diablos y poco más en las fiestas de los pueblos, así que lo raro sería que en Marín alguien montase un bar motero.


Eso si, lo más natural del mundo era que en una localidad como la que comentamos se abriese un bar decorado como el interior de un barco antiguo, con mucho latón y mucha moqueta, con las notas de un quizás melancólico piano sonando de fondo para entretenimiento y placer de la clientela que lo frecuentaba, si cierras los ojos puedes imaginarlo: los guardamarinas muy pulcros, como siempre, impecables con sus uniformes, llevando en sus ratos libres a las mozas de Marín a un lugar tranquilo, con un ambiente agradable, alguna de aquellas chicas quizás hoy espera en su hogar,  pacientemente, la vuelta de ese hombre con el que hizo una vida en común en aquellos años y que hoy navega por las procelosas, y a veces peligrosas para ellos, aguas de cualquier mar del planeta y a los que desde aquí deseamos que la fortuna guarde en salud e integridad muchos años.


Pero todo pasa, y todo queda, que ahí está la historia para contarlo, y así en el año 1995 aparece allí Paco Filloy que comienza a trabajar en el Nao como camarero, por vicisitudes de la vida, y quizás una gran afición al riesgo, nuestro amigo Paco y su esposa Sandra, deciden hacerse cargo del viejo piano bar, se dan de alta como autónomos y el día 4 de abril del año 2000 el veterano Nao comienza otra andadura (¿o habría que decir singladura?). Ahora si existe un ambiente motero en más o menos cualquier lugar de nuestro país, y resulta que las vidas y aficiónes de Paco y Sandra son las motos, las carreras y en general el mundo del motor, así que poco a poco, casi de forma imperceptible pero cada vez más notoria, el Nao va cambiando de decoración, un cuadro por aquí, una pieza de moto por allá, una moto que decora por otro lado, un coche de carreras en relieve en una pared... y el viejo barquito varado en tierra, delicia de guardamarinas en sus ratos libres, va convirtiéndose en un bar motero, sin descartar cualquier otro tipo de clientela evidentemente, y la tienen debido al buen hacer de esta pareja. Resultando que al final tenemos el nuevo Nao, en donde el melancólico piano fue sustituido por un buen equipo de música donde se pincha buen rock, aunque los dueños son tolerantes y no falta la fiesta jolgorio de cuando en cuando en la que se ven obligados a pinchar algo de perreo, pero oye, si lo pide la respetable clientela, moteros ellos además, porque la juerguilla va en aumento y ya da igual ocho que ochenta ¿por qué no? un rato es un rato. No puedo decir como era antaño, cuando estaba decorado en plan barco, si puedo decir que ahora tiene un aire a los típicos Honky Tonk sureños de los Estados Unidos, le falta quizás para lograrlo estar más sobrecargado de decoración, pero con el paso del tiempo todo es posible.

Paco dando caña.

Eso si, no deja de ser un bar en toda regla donde poder tomarte una cena o un desayuno, una caña (disponen de una gran variedad de cervezas) o un cubata, aderezando las consumiciones que elija cada cliente con las carreras de cualquier evento deportivo relacionado con el motor, sobre todo con el mundo de las motos, o quizás incluso con una exposición de algún tipo de motos que hayan organizando Paco y Sandra, sin olvidar por supuesto, el viejo adagio cervantino de que una buena salud se fragua en la cocina del estómago, por ello uno de sus mejores reclamos, son los bocatas y tapas que ofrecen a la clientela que frecuenta esta Nao, que habiendo dejado de surcar mares imaginarios surca carreteras imaginarias también dotada de los caballos de potencia que otorgan los modernos motores de combustión que suelen rodearla un día si y otro también.

En un bar motero no puede faltar un buen mecánico.

No, no conocí el Nao de casualidad, creo que un buen chaval llamado Blas quiso que lo conociese y lo diese a conocer mientras él partía en una noche aciaga para todos los que lo conocimos hacia algún lugar que está más allá de donde vemos las estrellas. Blas pasó allí muy buenos ratos como para guardar el secreto solo para él y para sus más íntimos amigos.


Seguro que se dijo "mira, voy a aprovechar el viaje y hacer que el tontolaba este que escribe en BikerGaraje.Com de a conocer un bar guapo". Y es que no en vano Blas, con sus compañeros de Free Bones Bikers de Marín solían parar allí, para degustar unas cervezas y charlar de lo divino y de lo humano. Durante su sepelio, una chiquilla que lo quiere mucho, me comentaba que Blas se había marchado sin poder cumplirle una promesa. No estoy tan seguro, a veces, desde el más allá ese que desconocemos, los que ya no están entre nosotros pueden hacer cosas como que conozcamos un lugar agradable, o quizás, cumplir la promesa para la que no tuvieron tiempo ¿quién sabe? De hecho, si estoy escribiendo estas lineas, es gracias a Blas.

Por supuesto Blas también tenía su cerveza para brindar con nosotros, me contaron que era "la única que se le calentó".

Y el caso es que así descubrí el Nao, tras el funeral de Blas, funeral que me daría vergüenza describir aquí porque ya lo hizo excelentemente un buen amigo de Blas, que no era motero (ahora creo que si lo es en su corazón, que para ser motero no es precisamente necesario tener moto), así que si deseais saber como fue, por favor, no os perdais el relato del funeral de Blas PICANDO AQUÍ. Yo no podría describirlo tan bien y con tanto sentimiento, lo siento.




Decoración en el Nao

Así que ahí lo teneis, un buen bar, el Nao, con un muy agradable ambiente motero en la calle Concepción Arenal número 14, justo al lado del parque Euguren de la villa de Marín, muy cerquita de Pontevedra, donde seguro encontrareis a buena gente, buenos moteros y a Paco y a Sandra encantados de recibiros y atenderos en lo que necesiteis y esté en su mano.


Hubo quien sentía una pena infinita al ver la cerveza de Blas allí, calentándose con el paso de los minutos, sin que Blas pudiese tomarla físicamente con nosotros, estoy convencido de que desde ese lugar donde ahora corre libre en su moto pudo tomarla, seguro que presumió con sus nuevos, y quizás con algún viejo amigo que también ande por aquellos lares, de sus colegas que quedan aquí en la tierra, es posible quizás, que de sus ojos también brotase una lágrima al comprobar que su "loquita" lo echaba tanto de menos, no se puede preveer todo, y menos cuando tienes que marcharte así, de forma un tanto precipitada a viajar tan lejos, y al fin y al cabo... ¿Qué derecho tenemos para pedir a los espíritus libres que estén para siempre a nuestro lado? los espíritus libres viajan a donde quieren, cuando quieren, no les gustan las ataduras, es posible que prefieran dejar en nosotros los momentos agradables, las alegrías que nos dieron desde el día que entraron a compartir ratos de sus vidas con la nuestra, al fin y al cabo, por allá, en algún lugar ignoto a donde iremos algún día ojalá dentro de mucho tiempo, nos estará esperando para hacernos reír de nuevo.

Brindando con Blas en el Nao

En fin, dejemos la tristeza a un lado y recordemos a Blas con la alegría que se merece, creo que es lo mejor, y no dejeis de compartir esta noticia en las redes sociales, seguro que Blas, sus amigos y quienes lo conocimos y tratamos, estaremos encantados de compartir con cualquiera otra cerveza en uno de sus bares preferidos: el Nao, en el que puede que lo echen de menos pero él sigue allí de cuando en cuando, como siempre con su sonrisa, deseando que todos, lo pasemos bien y disfrutemos de la vida, especialmente sus compañeros de Free Bones Bikers y por supuesto también esa "loquita" que no puede evitar llorar su partida.

Por cierto, que no se nos olvide... Blas no está ya entre nosotros, pero sus amigos de Free Bones Bikers siguen adelante con la XI Concentración Motera Villa de Marín, no puede ser de otra manera así lo hubiera querido Blas.



1 comentario:

Los comentarios que falten de algún modo al respeto a los demás no serán publicados.