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13/12/14

Ese curioso afán de ponernos en peligro

Es llamativo el comportamiento del ser humano, no se si existirá algún otro tipo de animal que se ponga en peligro tan alegremente como nosotros, pero me da que no. Lo peor es que a veces el peligro es notorio, solo hay que ir a YouTube y poner las palabras adecuadas en el buscador para darnos cuenta de a lo que podemos llegar ¿Cómo podemos pensar que de algunos... experimentos llegaremos a salir bien parados? Vamos a ver algo que sucede en la lejana China, ilustrado por un par de fotos muy espectaculares.

La cosa sucede el día 18 del octavo mes del año lunar, supongo que se refieren a un año lunar chino, no estoy yo muy puesto en cultura china, lo siento, aunque viendo el enlace que os pongo ahí en la wikipedia me imagino que esto acontece entre finales de Enero y principio de Febrero.

Resulta que en por la ciudad china de Hangzhou pasa el río Quiantang. Hasta aquí todo normal. Pero sucede que el día mentado se conjugan de cierta manera la Luna y la Tierra y se produce una ola gigante, todo ello debido a la fuerza gravitatoria de la Luna lunera y la fuerza centrífuga de la tierra, que parece que no pero va a toda leche ¡Y eso que bajó de velocidad! ahora solo rota a 1.600 kilómetros hora, aunque da más vértigo aún saber que se traslada alrededor del sol a la increible velocidad de 108.000 kilómetros hora, o lo que es lo mismo 30 km. por segundo. Y nosotros flipando en nuestras motos cuando retorcemos la oreja ¡ja!. 

Ellos igual ayudan en eso de la velocidad de la tierra, ya sabeis, rozan la rueda y la tierra agarra velocidad, cuestión de engranar bien los tacos con el barro.

La cosa es que en la desembocadura del río Quiantang hay una especie de embudo natural, y como la tierra va girando hacia el mar (a toda leche, repetimos), el agua del mar entra en el río metiendo presión a tope hacia dentro, y así, la ola, poco a poco se va haciendo más grande y tras remontar el río durante 89 kilómetros llega a la ciudad de Hangzhou, en esta ciudad, a la orilla del río hay escolleras, paseos, etc., en fin, obra civil que canaliza el río a la vez que sirve para cosas tan triviales como para pasear por sus orillas. En todas esas obras de hormigón, piedra y hierro se estrella la ola. Hasta aquí todo normal, un fenómeno natural como otro cualquiera.

Hangzhou

La gente de Hangzhou aprovechando el "Dragón de Plata".

Lo que pasa es que muchos habitantes de Hangzhou son muy curiosones y allá se van a ver como se estrella la ola que ellos llaman "El Dragón de Plata" y que cuando rompe en la ciudad tiene una altura de 9 metros y se desplaza a 40 kilómetros por hora. Y ahí se ponen los hangzhounenses, a esperar que rompa la ola, bien a la orilla, nada de mirar los toros desde la barrera, y algunos van, como veis en la imagen superior y se acercan bien con la motito, otros son más artistas y esperan la ola a lomos de sus máquinas, no muy grandes ni potentes, como si quisiesen surfear la ola a lomos de dos ruedas, la siguiente foto desde luego resulta espectacular:


¿La habeis visto bien? ¿os habeis dado cuenta del detalle? Miradla de lado:

La familia que se pone en peligro unida permanece unida ¡Ojo al detalle del paragüas!

De flipar ¿verdad? ¿De donde le vendrá al ser humano ese deseo de ponerse en peligro tan absurdamente? a veces, como se puede ver en la imagen no le llega con ponerse él solo que también pone a la familia.

Si quereis ver más fotos de los efectos del Dragón de Plata picad aquí y aquí.

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