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31/8/12

Blasfeman gravemente contra San Elvis Presley que está en los cielos

San Elvis Presley ascendió a los cielos el día 16 de Agosto de 1.977, eso lo sabemos todos (o deberíamos de saberlo). Lo que no sabe quizás mucha gente es que unas semanas antes San Elvis Presley en una actuación en Las Vegas manchó unos calzoncillos, lo hizo simplemente para demostrar que además de divino también era humano. Al poco de su ascensión a los cielos ese fatídico 16 de Agosto sus familiares se repartieron sus pertenencias, y el venerado calzoncillo manchado le tocó en prenda (nunca mejor dicho) al padre de San Elvis, Don Vernon Presley



Don Vernon Presley, desconocedor al parecer de que cualquier cosa que hubiese sido tocada por su hijo se convertiría en reliquia se encontró con un idiota un hombre que le compró los calzoncillos manchados para enmarcarlos sin lavar y, como corresponde en este caso, venerarlos privadamente en su casa. Al poco sintió en su hogar una leve pestilencia que iba aumentando día a día, observando que cuando más se acercaba a los gallumbos sagrados calzoncillos más peste notaba decidió deshacerse de ellos, y así de mano en mano fueron pasando los sacrosantos boxer de unos a otros pagando a cada vez más dinero por ellos, sin tener nunca en cuenta lo que debe de hacerse con las prendas de Sal Elvis Presley: depositarlas en un santuario para ser veneradas, un santuario como bien podría ser Graceland, la casa en vida terrenal del santo Rey del Rock, o mejor aún, dado que los calzoncillos los manchó en Las Vegas, no estaría nada mal que le hiciesen allí una catedral para que todos los fans de El Rey (santo por supuesto) pudiésemos acudir a ella de peregrinación a venerarlos. Y eso si, enmarcarlos en un relicario adecuado, no en este cutre cuadro:

Aquí no se nota bien la divina mancha

Y es que Elvis no realizaba sus últimas actuaciones en Las Vegas porque si, todo tiene su razón de ser, si Las Vegas está hoy en pie, y no fue destruida por Dios como Sodoma y Gomorra es precisamente a la intercesión de San Elvis Presley, que también es muy milagrero, todo hay que decirlo, para curar el oído y el mal gusto de poperos, si teneis la desgracia de tener un hijo popero ponedle un disco de Elvis o dos y se curará (se sabe que muchos se curaron escuchando únicamente el primer acorde de Heartbreak Hotel), de lo contrario la enfermedad les durará por lo menos hasta los treinta o treinta y cinco, ahí la cosa empeora bastante, te los puedes encontrar ¡y tu ya anciano! escuchando lo último de gente como Leticia Sabater. Por todo eso este milagroso calzoncillo debería de ser venerado en Las Vegas, cobrando evidentemente una módica cantidad por entrar a venerarlos en concepto de limosna.

Mientras no se haga así, cada vez que los calzoncillos entren en una nueva casa comenzarán a desprender una peste nauseabunda hasta que sus propietarios se desprendan de ellos.

Pero nada, hasta la fecha los antiguos propietarios se callan lo de la peste que les envía San Elvis a sus casas (para poder venderlos claro) y ahí van, de mano en mano, blasfemando unos por venderlos así y otros por comprarlos, hasta que San Elvis (¡Santa paciencia que tiene!) un día se canse de tanta blasfemia contra él y les mande un pedo de gas metano que los deje en el sitio, que no se merecen menos, por blasfemos.

La última es que dentro de nada van a ser vendidos por la casa de subastas Stockport y todo el mundo podrá seguira y pujar a través de la web de Omega Auctions. Por estos venerables calzoncillos esperan sacar la nada despreciable cifra de 16.000 dólares.

Vosotros, los lectores de Biker Garaje, que benditos seais, estais de suerte y ya sabeis por qué no debeis de comprarlos ¡ni se os ocurra blasfemar así! Antes bien salid y contad por toda la web (y en los bares, claro) lo que ocurre con los sagrados calzoncillos de San Elvis Presley que está en los cielos, evitando de este modo que otros puedan pecar y encontrar en pocos días su casa inhabitable debido al mal uso de estos preciadísimos calzoncillos.

Aquí si se aprecia la sagrada mancha

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